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EL GRUPO DE ÁBSIDE Y EL SEMINARIO CONCILIAR DE MÉXICO. EL ENCONIUM QUETZALLI.

En una de las visitas que, en 1936, hicieron a don Ángel María Garibay en la parroquia de Otumba sus amigos los hermanos Méndez Plancarte y don Octavio Valdés, tuvieron una idea memorable.

Los cuatro relevantes humanistas maestros del Seminario Conciliar de México, planearon editar una revista, la cual fue concebida allí, junto al ábside la parroquia de Otumba: “A la sombra augural de un ábside franciscano, álveo materno de nuestra cultura”. Con estas palabras en 1936, se abrió el número inicial de Ábisde, revista de cultura mexicana, bajo la pluma de su primer director, el doctor en filosofía y teología, Gabriel Méndez Plancarte.

Cuatro decenios de cultura.

Esta revista perduró 40 años gracias a la cultura clásica de los cuatro fundadores; ellos habían pisado los mármoles de la Hélade, y se habían graduado en la Universidad Gregoriana, donde las cátedras se dictaban en la armoniosa Latinitas scholarum. Perduró en emisiones trimestrales, desde 1936 hasta 1978.

La dirigieron sucesivamente: don Gabriel (de ’37 a ’49), su hermano Alfonso (de ’50 a ’55), el poeta y apologista Alfonso Junco (de ’55 a ’74), y el historiador Eduardo Enrique Ríos (enero del ’75 a Abril del ’78)…

Los fundadores de Ábside

Mons. ANGEL MARÍA GARIBAY. Este humanista e indigenista fuera de serie nació en Toluca en 1892.

Desde sus primeros años de seminarista, en los albores del siglo XX, se levantaba una hora antes que sus compañeros para ir a estudiar a la biblioteca ¡Se necesita valor para levantarse a estudiar con la helada de las cuatro y media de la madrugada!

Tras cuatro años de magisterio latinista, pasó don Ángel a San Martín de las Pirámides, luego a Huixquilucan, y finalmente a Otumba. Pero en toda parroquia alternaba el ministerio con sus trabajos bibliográficos.

Del hebreo, don Ángel tradujo Las Lamentaciones de Jeremías, hoy extraviadas, o quizá agrupadas en sus Voces de Oriente (Porrúa, 1964), o en su Sabiduría de Israel (Porrúa, 1966). Luego, vertió del griego La Trilogía de Orestes, de Esquilo (Bajo el signo de Ábside, 1939)

Veinte años después, Porrúa le encargó la versión de los tres trágicos griegos clásicos, Esquilo y Sófocles (1962), Eurípides (1963) Las once comedias de Aristófanes las dio en el 67. Muy probablemente, todas ellas son versiones indirectas. Además, publicó una muy útil Mitología griega en el 64. Todo esto, en la colección Sepan cuantos.

Más el triunfo mayor de Ángel María Garibay fue su dedicación a la lengua náhuatl, por esos tiempos menospreciada. En 1940 lanzó Garibay una edición privada de su Llave de náhuatl, con la cual se adiestró para verter los textos que forman el celebérrimo libro La visión de los vencidos, de 1959. Es el libro más reeditado en toda la historia de la UNAM: suma más de medio millón de copias.

Empero, la mayor publicación de Monseñor Garibay, canónigo lectoral de la Basílica de Guadalupe desde 1941, fue su Historia de la literatura náhuatl, Porrúa, 1953, obra por la cual ha sido el único eclesiástico que haya recibido el Premio Nacional de Literatura. Fue en 1965; dos años después, fallecía.

LA ESTIRPE DE LOS PLANCARTE

Los dos ilustres hermanos doctores Gabriel y Alfonso Méndez Plancarte, nacidos en Zamora, Michoacán, tenían entre sus relevantes antepasados a su tío y coterráneo Fray José Antonio Plancarte (1735-1815). Publicó en 1785 sus flores guadalupanas, librito que incluye cien hexámetros latinos que dirigió a la Inmaculada.

Dr. GABRIEL MÉNDEZ PLANCARTE. Nació el 24 de enero de 1905, y murió el 16 de diciembre de 1949. Vivió, así, casi los mismos 45 años que iba a vivir su hermano don Alfonso, tan sólo cuatro años después. Don Gabriel se doctoró en filosofía y en teología en Roma, y posteriormente estudió sociología en Bélgica. Él desmintió el dicho universitario Doctor rumanus, asinus lovaniensis (“doctor en Roma, asno en Lovaina”). Destacó en ambas universidades.

Dentro de la visión enciclopédica de la cultura mexicana que se distribuyeron los fundadores de Ábside, don Gabriel inició en dicha revista la publicación de grandes capítulos pertenecientes a sus libros fundamentales: Humanistas del siglo XVI, y Humanistas del siglo XVIII. Dio Allí También, en dos números sucesivos, sus 130 páginas sobre Don Guillén de Lámport y su Regio salterio; de su texto latino tradujo unos 90 salmos y varios himnos.

Además, don Gabriel publicó su capital Índice del humanismo mexicano, Bajo el signo de Ábside, 1944, 48 pp. Y editó luego Nueve poemas inéditos del P. Juan Luis Maneiro. Edición crítica. Bajo el signo de Ábisde, 1942, 66 pp. Dejó un libro inédito: Humanistas del siglo XVII: el humanismo barroco. Don Octaviano Valdés lo recopiló en el libro El humanismo mexicano. Seminario de Cultura mexicana, 1970.

Aquí inició también don Gabriel su memorable libro Horacio en México, en el cual reconoce como colaboradores a su padre don Perfecto y a su hermano don Alfonso. Luego lo editó la UNAM en 1937.

Y aquí publicó los 500 hexámetros que vertió espléndidamente de las Metamorfosis de Ovidio. En diversos números siguió dando sus magníficas selecciones de Estacio y de Claudio Claudiano.

Dr. ALFONSO MÉNDEZ PLANCARTE. Nacido el 2 de septiembre de 1909, cuatro años después que su hermano Gabriel y vivió sólo seis meses más que él, pues murió el 8 de febrero de 1955. En su amada revista Ábside, don Alfonso comenzó a publicar las investigaciones que irían en los tres tomos de sus Poetas novohispanos (de 1942, 43 y 45).

Allí dio también don Alfonso, avances de su admirada y envidiada edición crítica de las Obras completas de Sor Juana Inés de la Cruz (tomos de 1951, 52 y 55) del Fondo de Cultura Económica. Sus versiones rítmicas de los diez himnos neolatinos de Sor Juana, son magistrales.

El volumen de Ábside en homenaje a Sor Juana es antológico: biografía y valoración por don Alfonso; “pequeña guirnalda lírica” de diez poetas mexicanos, y la Lectura de Sor Juana de Alfredo Cardona Peña, premiada en Washington.

También inició don Alfonso en la misma revista, su memorable libro El Corazón de Cristo en la Nueva España, así como sus estudios sobre San Juan de la Cruz. Comenzaron a ver la luz allí las versiones del padre Alfonso destinadas a su futuro libro Cuarenta Odas selectas de Horacio, que la UNAM publicó luego en 1946.

Es célebre, en dicho libro, el epígrafe latino de don Alfonso a su hermano Gabriel:

Libellum, Gabriel, hunc tibi

Sanguine, sacerdotio, studiis

ter mihi fratri.

Qui in horatiano audebas volumine

Meas ese aliquid putare nugas

libens dico

(Gabriel: este librito te dedico,

en sangre, sacerdocio y aficiones

hermano por tres veces,

pues osabas creer que ante horaciano

volumen, mis nonadas eran algo)

Tras la muerte de don Gabriel, el padre Alfonso se prodigó en épigrafes. Más que en roca, sus epígrafes son dignos de cincelarse en mármol pentélico. Con ellos abrió su actuación como director de Ábside. Aquí los transcribimos:

Fui tille mexicani nominis strenuus vindex,

Disciplinarum optimarum fautor,

Egregius psaltes et fidicen,

Politiorum litterarum eruditissimus,

Patriae concordiae indefessus opifex.

(Fue él un campeón valiente del nombre mexicano,

impulsor de los más nobles saberes,

egregio cual salmista y citaredo,

sapientísimo en letras elevadas

tenaz fautor de nacional concordia)

Aeternas veritati ac pulchritudini

Absidem hanc a fundamentis erexit.

(A la verdad y a la belleza eternas

este Ábside elevó desde el cimiento)

Doctori Patriae duci

Humana divinaque sapientia claro,

Intemeratis moribus sacerdoti,

De Ecclesia atque re publica bene merito,

Civium insigni luctu

Florente aetate praerapto

Fratres, amici, socii

Pacem aevi beati adprecantes.

(Para el Doctor que guiara a nuestra Patria,

en humano y en sacro saber claro,

sacerdote de muy austeros hábitos

benemérito de la Iglesia y la república,

con luto insigne de conciudadanos

arrebatado presto en fresca edad,

hermanos, amigos, colegas,

impetrando la paz de eterna vida)

Don Alfonso estaba feliz de comunicar en Ábside 1951, Año XV, 4, que el cuarto centenario de la Universidad Nacional acababa de ser conmemorado con una Oratio Athenagorica latina por don Antonio Gómez Robledo, así como por nueve aúreas ACCLAMATIONES debidas al propio don Alfonso, las cuales fueron “musicadas y dirigidas por el maestro José F. Vázquez”. Damos aquí dos de ellas:

Exulta, Magna parens, MEXICAN STUDIORUM

UNIVERSITAS, patriae quatour iam saecula Mater Alma!

Dicite io paean, et io dicite Paean! …

Perillustre doctori, ANTONIO CASO, reparatae

Accademiae Magistrorum lumini et speculo qui viam Spritiui

reclusit ut nos denuo aleret perque ora stirpis nostrae eloqueretur:

Gloria post fata superstes, aeterni plausus!

Victor, victo rio, bellator io!

Y el propio Alfonso Méndez Plancarte tradujo así su texto latino:

“¡Exulta, oh Fértil Madre, UNIVERSIDAD MEXICANA,

que llevas cuatro siglos de engendrar y nutrir a la Patria!

¡Vuele el pean! ¡Resuenen los vitores triunfales! “Al ilustre doctor ANTONIO CASO, espejo y luz de todos los

Maestros de la restablecida Universidad, que abrió senda al

Espíritu para nuevamente inspirarnos y para hablar por

Boca de nuestra raza:

¡Gloria imperecedera y aplauso eterno!

Fuente: (Tarcisio Herrera Zapien. Premio Universidad en 1992. Historia del humanismo mexicano: sus textos y contextos neolatinos en cinco siglos. Ed. Porrrúa, México, 2000)

Óleos de Alfonso y Gabriel Méndez Plancarte que se exhiben en el Museo de la Ciudad y que fueron elaborados por el maestro Arturo Hernández R.


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